Tres años antes de ser el cofundador de Intel, Gordon Moore hizo la observación de que los transistores –los componentes fundamentales del microprocesador y de la era digital– disminuirían sus costos y aumentarían su rendimiento a un ritmo exponencial. No imaginaba que en 1965 había tenido una idea que cambiaría al mundo, hoy conocida como la “Ley de Moore”, y que conduciría durante –al menos- la mitad del próximo siglo a un proceso tecnológico transformador.
A continuación Intel entrega algunos datos para dimensionar la influencia de esta ley en la vida diaria:
¿Si el combustible del automóvil se rigiera por la Ley de Moore?
Si la eficacia del combustible de un automóvil mejorase en igual proporción que lo hace la tecnología gracias a la Ley de Moore, una persona podría fácilmente conducir durante toda su vida el mismo vehículo con sólo un tanque de bencina. Un auto nuevo a comienzos de sus 40 años tal vez necesite sólo un cuarto de estanque. De acuerdo al ritmo de disminución de los transistores, el auto sería del tamaño de una hormiga; y podría llevar varios neumáticos de repuesto en el bolsillo de su camisa.
Comparando la Ley con la Construcción
Si un rascacielos disminuyera su precio al ritmo de la Ley de Moore, una persona podría comprarlo por menos del costo de un PC actual. ¿Una supercomputadora en el Penthouse de cualquier persona? Y si los rascacielos aumentasen en altura al ritmo de la Ley de Moore, serían 35 veces la altura del Monte Everest. Si los precios de las viviendas disminuyeran en la misma proporción que los transistores, una persona podría comprar una casa al precio de un caramelo ¡Qué Dulce!
¿Y si la aplicamos a viajes espaciales?
El programa espacial Apolo para llevar humanos a la luna costó USD 25 mil millones. Si los precios disminuyeran al ritmo de la Ley de Moore, actualmente el programa costaría casi lo mismo que un pequeño avión privado. La travesía a la luna en 1969 llevó tres días. Si la Ley de Moore se aplicara a los viajes espaciales, el transcurso tomaría ahora un minuto. Y un vuelo de Nueva Zelandia a Nueva York terminaría en el tiempo que tarda en abrocharse el cinturón de seguridad.
Muchos dispositivos que la gente usa a diario funcionan con microprocesadores constituidos por transistores. A medida que estos dispositivos han reducido drásticamente los costos y han aumentado en rendimiento y eficacia energética, gracias a la Ley de Moore, se han convertido en una parte indispensable de nuestras vidas. Teléfonos y relojes se han vuelto inteligentes, y los coches se han convertido en computadoras itinerantes.
¡Sin Ley de Moore no tendríamos Selfies!
Si un teléfono Android basado en Intel se fabricara utilizando la tecnología de 1971, sólo el microprocesador del teléfono sería del tamaño de un estacionamiento. ¡Intenta tomarse una Selfie con eso! Comparado al primer microprocesador de Intel, el Intel® 4004, los procesadores de 14 nm de hoy ofrecen 3.500 veces el rendimiento, a 90.000 veces la eficacia energética y en 1/60 milésimos el costo.
La Ley de Moore es una aspiración, no una ley de la naturaleza. Y ha sido posible gracias a un ejército de personas, empujando a las leyes fundamentales de la física. Hoy en día, las fábricas de Intel producen más de 10 mil millones de transistores cada segundo, lo que impulsa a los dispositivos impresionantes que satisfacen las necesidades de miles de millones de personas en todo el mundo. Los primeros transistores semiconductores eran del tamaño de una goma de borrar de la punta de un lápiz. Como resultado de la Ley de Moore, más de seis millones de transistores tri-gate de hoy podrían caber en el punto final de esta frase. Los transistores de hoy son invisibles a simple vista. Para ver un único transistor, tendría que ampliar un único chip al tamaño de una casa.
Hoy en día, el espíritu dominante de la innovación desatada por la Ley de Moore continúa transformando no sólo la industria de la tecnología, sino el mundo. Creadores jóvenes, inventores deseosos, científicos y médicos ambiciosos, entre otros muchos otros aspirantes, seguirán asombrando al mundo con ideas y avances que hoy ni siquiera podemos imaginar.
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